Famara

la casa del surf

Nuestras instalaciones: escuela de surf, 3 surf camps y tienda surfera están situadas a pocos metros de la playa. Caleta de Famara ha pasado en los últimos años de ser un tranquilo pueblo de pescadores a convertirse en el epicentro del surf y destino obligado para todos los surfers y kiters que vienen a Lanzarote. La razón principal es su amplia playa de fácil acceso y de 6 kilómetros de longitud, la mayor de la isla, abierta al Océano Atlántico con olas garantizadas todo el año, donde se concentran distintos spots de surf  aptos para todos los niveles con olas sobre fondo arenoso perfectas para los principiantes y olas con fondo de roca como San Juan, donde se lleva a cabo cada año uno de los eventos más importante del WQS de la ASP  o El Muelle que son el parque de atracciones particular de los surfistas más experimentados.

En Primavera/Verano los alisios impulsan a los kiters que pueden gozar de largas sesiones con vientos constantes y de gran calidad. En Otoño/Invierno las condiciones de viento pueden ser un poco menos constantes pero igualmente la orientación de la playa asegura un buen número de días de viento para navegar sin problemas.

La segunda razón del éxito de Famara, como destino de miles de amantes de los deportes acuáticos, es la belleza de su entorno. Enclavada en el corazón del Parque Natural del Archipiélago Chinijo, Famara ofrece un paisaje único de los que no se olvidan fácilmente, siendo su Risco que se eleva más de 600 metros por encima del nivel del mar y su situación geográfica justo enfrente de la Isla de La Graciosa sus dos grandes signos de identidad. Si a esto le sumamos el buen tiempo del que gozan todo el año las Islas Canarias y la aparición de las líneas aéreas Low Cost que posibilitan el acceso a Lanzarote desde numerosos aeropuertos de España y Europa por muy poco dinero, hacen que Famara sea destino ideal para aventureros y amantes del turismo activo que buscan buenas olas, viento, buen tiempo y un lugar para desconectar y romper con la rutina diaria.

EL PUEBLO DE LOS SURFEROS

Durante muchos años Famara ha sido un pequeño y tranquilo pueblo que vivía de la actividad pesquera. Con el paso de los años fueron muchos los que se dieron cuenta que el gran potencial de Famara no estaba en la profundidad de sus mares sino en su superficie y que el verdadero “ORO AZUL” de Famara no eran sus peces sino sus olas, su viento y sus playas vírgenes. Poco a poco el pueblo se fue transformando, pasando de ser un pueblo de pescadores a un pueblo de surferos. Como resultado el Surf y el Kite se convirtieron en el principal motor de desarrollo del pueblo.

En la actualidad Famara es un pueblo que vive por y para los deportes de agua (Surf, Kite y SUP). La “Caleta” como nos gusta llamarla a nosotros recibe cada año a miles de surferos provenientes de toda Europa por lo que mires donde mires solo verás surfers felices con su tabla debajo del brazo camino de la playa o gente practicando longskate por las tranquilas calles del pueblo. Además en los últimos años también se ha puesto de moda un nuevo deporte, el SUP o Paddle Surf. El muelle de Famara, que está protegido de las olas, es el lugar perfecto para poder practicarlo y cada vez son más las personas que se animan a probarlo. Para los SUPers más atrevidos también hay varias olas en la zona perfectas para este tipo de modalidad.

Si lo tuyo es el Surf, el Kite o el SUP, si buscas un sitio con espíritu libre, un entorno natural increíble, buen clima todo el año, olas aseguradas o los mejores vientos, no lo dudes, ese lugar se llama FAMARA.

EL SECRETO MEJOR GUARDADO

El status especial de protección medioambiental del que disfruta la Caleta de Famara como parte del Parque Natural del Archipiélago Chinijo hace de Famara un lugar totalmente protegido de cualquier especulación urbanística o desarrollo turístico masivo.

Como curiosidad: en 2009 Pedro Almodovar vino aquí con todo su equipo para rodar varias escenas de su película “Los abrazos Rotos”. Desde entonces el boca a boca ha hecho que Famara sea el lugar que muchos famosos y rostros conocidos eligen en busca de la privacidad y el descanso que no pueden encontrar en otros sitios. José Saramago (Premio Nobel de Literatura en 1998) dejó su Portugal natal para instalarse en Lanzarote en 1995. Según él mismo cuenta en sus memorias después de su primera visita a la isla quedó tan prendado del embrujo del Risco de Famara y sus atardeceres rojizos que supo en aquel momento que este sería su lugar en el mundo para vivir el resto de su vida.

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